sábado, 21 de diciembre de 2013

Iberos y Vascos - Vascoiberismo


VASCOIBERISMO: LOS ÍBEROS Y LOS VASCOS


Hasta ahora todo lo que se ha escrito sobre el origen de los iberos han sido meras suposiciones. Les han atribuido un origen africano, una procedencia del mediterráneo, etc. Pero sin fundamento científico alguno. El nombre de iberos fue dado por los griegos a los habitantes de la península a la que llamaban Iberia y también daban el nombre de Iberia a la región caucásica que se encontraba en el sudeste de la actual república de Georgia, al este del mar Negro.
                                      
Las fuentes de estudio del pueblo ibero hasta hoy han sido literarias (Alpiano, Estrabon, Plinio el Viejo..), epigráficas, numismáticas y arqueológicas pero en absoluto se han estudiado las toponímicas. Tampoco hasta ahora se ha estudiado la secuencia genética por no haber medios científicos para realizarla.

Los grandes sabios españoles como Unamuno, Aranzadi, Menéndez Pidal,..  al estudiar este tema del desconocimiento del fundamento de nuestra raza coinciden en que todo estudio que se realice sobre terreno tan movedizo, carece de exactitud por lo que hay que actuar con la máxima prudencia y siempre basándose en el método científico más exigente para poder acercarnos a la averiguación de la verdad.

Don Miguel de Unamuno expresó el siguiente juicio:

“Las crónicas nos hablan de invasiones de iberos, celtas, fenicios, romanos, godos, árabes, etc., y esto nos deja creer que ha habido aquí una ensalada de pueblos diversos, cuando, lo tengo por seguro, todos esos elementos adventicios representan, en comparación con el fondo primitivo, prehistórico, una proporción muy inferior a aquella que imaginamos, ínfimas capas de aluvión sobre la roca viva”

Para llegar a esta roca viva a la que alude Unamuno se han hecho trabajos en todos los tiempos, pero hay una base segura, que es la lengua. Hay que preguntarse por tanto ¿qué lengua hablaban los españoles antes de la llegada de los romanos?

Menéndez Pidal contesta a esta pregunta con su obra, recopilación de conferencias: “Estudio en torno a la lengua vasca” en donde dice:

“No hay motivos para dejar de creer que el vasco es una de las lenguas que se hablaron en los dólmenes de la edad del cobre, y acaso en las cavernas cuaternarias, por pueblos que es lo más corriente identificar con los que llamaron iberos los autores antiguos.”

“Es de esperar que existen muchas relaciones entre el vasco y el celta.”

“Hay una fuente, apenas explorada, de arcaísmos muy remotos: la toponimia. Adheridos al suelo sobreviven en la Península nombres ibéricos en comarcas donde, desde tiempo inmemorial, no se conoce más lengua que la románica.”

“Hay que examinar, cuando esto sea posible, la adecuación del significado hipotético del nombre del lugar a las circunstancias del lugar mismo, para ver si aquél conviene con éste. El Arahoz de Lérida me lo explico yo como nombre idéntico al Araoz de Guipuzcoa, que significa llano frío; si ahora el Arahoz de Lérida aparece descrito en el diccionario geográfico de Madoz como pueblo situado en un llano circuído de elevadas montañas y de clima muy frío por la excesiva duración de las nieves, tendremos la seguridad material de que la identificación de ambos nombres está bien hecha y no nos parecerá temeraria la consecuencia  que de aquí se desprende: esto es, que la lengua vasca misma , o una lengua hermana, se hablaba en el norte de la provincia de Lérida.”

“Habrá que tener en cuenta que muchos nombres que hoy tengan apariencia románica puedan haber sido vascos, luego desfigurados”

“Al hablar del vasco, se trata, queramos o no, de algo más general que el vasco, y es el ibero, y precisamente la mayor atención que de todos exige el vasco, o euskera, es en cuanto se nos presenta como representante de otras lenguas ibéricas afines que antes se dilataban por una extensión geográfica grande.”

“El vasco, resto único de las lenguas primitivas de España y Aquitania, despierta el mayor interés de veneración que puede despertar ninguna otra reliquia de la más remota antigüedad.”

“Creo que puede confirmarse el influjo del elemento vasco y de las lenguas ibéricas afines en el desarrollo de muy principales características de la lengua española.”  

La Universidad Complutense de Madrid ha efectuado un estudio dirigido por d. Eduardo Arroyo Pardo y dª  Eva Fernández  Domínguez sobre la problemática del origen de los iberos según la secuencia genética de los restos humanos.

El problema más importante para obtener el ADN de los enterramientos de los iberos viene dado por el hecho de que este pueblo quemaba a sus muertos con lo que hacía prácticamente imposible obtener el ADN. Tras un trabajo importante y basándose en pequeños restos de huesos y dientes han conseguido al fin obtener dicho ADN y el resumen del informe que han emitido dice:

“La presencia de restos humanos de personas adultas en el yacimiento ibérico del Puig de la Nau de Benicarló ha permitido la identificación del ADNmt correspondiente a través del cual se ha constatado la pertenencia de los individuos analizados al hapologrupo V que se encuentra actualmente  en el País Vasco y en Escandinavia.

Es decir, los iberos enterrados en Benicarló eran vascos, o mejor dicho, los vascos son lo que queda en España del pueblo ibero. Es el único resto de población ibera que al estar aislada y practicar una permanente endogamia ha conservado los caracteres genéticos genuinos de la raza ibera. En el resto de España y de Portugal, con las sucesivas invasiones, se ha ido diluyendo la pureza genética de la raza ibera, que ya no presenta los caracteres tan genuinos como los actuales del pueblo vasco y aquitano lo que no quiere decir que la totalidad de los portugueses y españoles tienen en sus genes una aplastante mayoría de sangre ibera que constituye esa roca a que aludía Unamuno que citamos antes, y que constituye la base genética de los pueblos peninsulares.

El tema que se presenta a continuación es el ¿de donde proceden los vascos o mejor dicho, hablando en sentido amplio, de donde vinieron a la Península los iberos? Si hoy hay iberos en la Península Escandinava parece que lo más lógico es pensar que los iberos hispanos proceden de Europa, pero si los griegos los llamaban igual que a los habitantes de la Iberia Asiática, esto es de Georgia, cabría pensar que los iberos que poblaron Europa procedían de Asia. El camino desde los Cárpatos hasta la Península Ibérica, es muy largo, requiere una larga marcha, marcha que seguiría el curso del Danubio hasta Suiza. Al llegar a la encrucijada que forman el Rin, el Aare y el Ródano  se dispersarían en todas direcciones hacia el norte siguiendo el curso del Rin y hacia el sur siguiendo el del Ródano. Con el idioma ibero actual, lengua viva que no muerta, que hoy llamamos vascuence, y que es, por tanto, una de las lenguas vivas más antiguas de la tierra, podemos llevarnos una grata sorpresa al descubrir en los toponímicos de esa larga marcha a la que aludíamos, las huellas del paso del pueblo ibero caminando por Europa procedente de Asia.

De igual forma, estudiando los toponímicos españoles y portugueses desde Bayona de Francia a Bayona de Pontevedra, de Hondarribia a Calpe, atravesando toda la Península Ibérica podemos descubrir un pasado ibero que dejó su huella en los nombres de los pueblos de los ríos de los montes etc. Algunos nombres fueron conservados por los sucesivos invasores, otros fueron modificados o adulterados y otros fueron cambiados totalmente: El río Anas conservó su nombre con los romanos y con los godos y con los árabes también pues se limitaron a anteponer el nombre de río al del río y se convirtió en Guadiana. El río Tartessos perdió su nombre con los romanos que le llamaron Betis y lo volvió a perder con los árabes que, asombrados por su tamaño, le llamaron “río grande” Guadalquivir.

Para encontrar el significado de muchísimas palabras castellanas no basta el latín. Los nombres de los lugares geográficos están puestos en una lengua absolutamente extraña a la que los romanos trajeron a la Península, y muchos de estos nombres tienen un significado comprobable a la luz del vascuence.
Así ocurre con muchísimas palabras. Las mismas voces con que se gobierna un caballo, “so” para que se detenga; “arre”, para que marche, y en el idioma valenciano “aixa” para que retroceda, no tienen para oídos españoles otro significado que el de interjecciones convencionales, y, sin embargo, no son otra cosa que las palabras vascuences “iso”, que se usa para que se detengan los bueyes; “aurre”, que quiere decir adelante, y “aixa” que significa atrás.

Algunas veces, el vascuence se une al castellano formando nuevas palabras como pajarraco, que viene a ser como un pájaro de mal agüero y bicharraco, que equivale a bicho repugnante y malo. Pero originariamente, deben haberse formado con el castellano pájaro y el vascuence txarrakoi, o sea, pájaro propenso a picar, y la misma explicación sirve para bicharraco.

Como Castilla es una invención vasca, esto es, fueron los vascos junto a los cántabros, los que unidos a los emigrantes huidos del dominio árabe y refugiados en el País Vasco, los que en su descenso hacia el sur, hacia la ribera del Ebro fundan Castilla. Y es Castilla tan distinta al reino de León precisamente por su contenido vasco. León es una continuación de la monarquía visigoda con su sociedad estratificada en clases sociales diferentes, incluso con las leyes visigodas como el Fuero Juzgo. La Castilla que nace tiene el espíritu democrático de los vascos: todos son iguales, todos son señores, por eso cuando se formaliza la sociedad estamental todos los vascos reclaman para ellos el pertenecer al estamento noble por ser todos hidalgos. Veremos qué nos dice esta palabra de hidalgo.



El vascuence en su proceso de adaptación al castellano naciente, siglos ocho y nueve, procede como una lengua que hubiese cambiado de gramática. Así en la voz hidalgo, que aceptamos comúnmente como contracción de hijodalgo, cuando esta no es más que una ampliación que modifica absurdamente su sentido. En efecto, si todo el mundo es hijo de alguien, nadie es hijo de algo. Esta última acepción, aplicada a personas, es altamente impropia. En cambio si se considera como palabra vascuence, ide-algo, que quiere decir rango poderoso o parientes poderosos, dice exactamente lo que quiere decir, aplicada a un hombre nacido en una familia de primera línea, lo que concuerda con lo que hemos dicho de que se consideraban todos señores y por tanto pertenecientes al estamento noble.

Pero donde realmente se infiltra el vascuence es en la entraña de lo popular. Veamos un ejemplo con la palabra salerosi. En vascuence significa comerciar. En esta palabra se encuentra la raíz del inglés sale, venta, y del zahle alemán, de igual significado.

El castellano popular ha adoptado esta palabra para significar la gracia en el decir, queriendo acaso plasmar en un vocablo la graciosa facundia que ponen los comerciantes en sus tratos.  

Para terminar quiero resaltar que los iberos y su manifestación viva actual, los vascos, son arios. Para los griegos , arioi significaba los pueblos de Asia. Pero también existe en griego el prefijo inseparable Ari, que indica aumento o superioridad, y con él se componen, entre otros muchos,  los vocablos Aristeia, fortaleza, valor, heroismo, y Aristos, el principal, el más valiente.

Para los persas significaba una raza noble.

Para el vascuence Aria quiere decir raza, casta o linaje y ario talante, disposición. En vascuence Ar significa macho, varón . Así que los pueblos que se designaban así mismos con el nombre de Arios, querían decir que se consideraban como pertenecientes a una raza superior de hombres esforzados. Esta raza procedía como pensaban los griegos, de Asia, nombre que en vascuence es Asi-a, el comienzo o principio, o bien Azi-a, la semilla, casta o raza.

Para la Biblia estos Arios son descendientes de Jafet, a los que asigna un territorio que envuelve el mar Negro y el Caspio, toda la Media, la Persia y la Parthia.


Sus descendientes, hoy, se llaman españoles y portugueses.