VASCOIBERISMO: LOS ÍBEROS Y LOS VASCOS
Hasta ahora todo lo que se ha escrito sobre el origen de los iberos han sido meras suposiciones. Les han atribuido un origen africano, una procedencia del mediterráneo, etc. Pero sin fundamento científico alguno. El nombre de iberos fue dado por los griegos a los habitantes de la península a la que llamaban Iberia y también daban el nombre de Iberia a la región caucásica que se encontraba en el sudeste de la actual república de Georgia, al este del mar Negro.
Las fuentes de
estudio del pueblo ibero hasta hoy han sido literarias (Alpiano, Estrabon,
Plinio el Viejo..), epigráficas, numismáticas y arqueológicas pero en absoluto
se han estudiado las toponímicas. Tampoco hasta ahora se ha estudiado la
secuencia genética por no haber medios científicos para realizarla.
Los grandes sabios
españoles como Unamuno, Aranzadi, Menéndez Pidal,.. al estudiar este tema del desconocimiento del
fundamento de nuestra raza coinciden en que todo estudio que se realice sobre
terreno tan movedizo, carece de exactitud por lo que hay que actuar con la
máxima prudencia y siempre basándose en el método científico más exigente para
poder acercarnos a la averiguación de la verdad.
Don Miguel de
Unamuno expresó el siguiente juicio:
“Las crónicas nos hablan de invasiones de
iberos, celtas, fenicios, romanos, godos, árabes, etc., y esto nos deja creer
que ha habido aquí una ensalada de pueblos diversos, cuando, lo tengo por
seguro, todos esos elementos adventicios representan, en comparación con el
fondo primitivo, prehistórico, una proporción muy inferior a aquella que
imaginamos, ínfimas capas de aluvión sobre la roca viva”
Para llegar a esta
roca viva a la que alude Unamuno se han hecho trabajos en todos los tiempos,
pero hay una base segura, que es la lengua. Hay que preguntarse por tanto ¿qué
lengua hablaban los españoles antes de la llegada de los romanos?
Menéndez Pidal
contesta a esta pregunta con su obra, recopilación de conferencias: “Estudio en
torno a la lengua vasca” en donde dice:
“No hay motivos para dejar de creer que el
vasco es una de las lenguas que se hablaron en los dólmenes de la edad del
cobre, y acaso en las cavernas cuaternarias, por pueblos que es lo más
corriente identificar con los que llamaron iberos los autores antiguos.”
“Es de esperar que existen muchas relaciones
entre el vasco y el celta.”
“Hay una fuente, apenas explorada, de
arcaísmos muy remotos: la toponimia. Adheridos al suelo sobreviven en la Península nombres
ibéricos en comarcas donde, desde tiempo inmemorial, no se conoce más lengua
que la románica.”
“Hay que examinar, cuando esto sea posible,
la adecuación del significado hipotético del nombre del lugar a las
circunstancias del lugar mismo, para ver si aquél conviene con éste. El Arahoz
de Lérida me lo explico yo como nombre idéntico al Araoz de Guipuzcoa, que
significa llano frío; si ahora el Arahoz de Lérida aparece descrito en el
diccionario geográfico de Madoz como pueblo situado en un llano circuído de
elevadas montañas y de clima muy frío por la excesiva duración de las nieves,
tendremos la seguridad material de que la identificación de ambos nombres está
bien hecha y no nos parecerá temeraria la consecuencia que de aquí se desprende: esto es, que la
lengua vasca misma , o una lengua hermana, se hablaba en el norte de la
provincia de Lérida.”
“Habrá que tener en cuenta que muchos nombres
que hoy tengan apariencia románica puedan haber sido vascos, luego
desfigurados”
“Al hablar del vasco, se trata, queramos o
no, de algo más general que el vasco, y es el ibero, y precisamente la mayor
atención que de todos exige el vasco, o euskera, es en cuanto se nos presenta
como representante de otras lenguas ibéricas afines que antes se dilataban por
una extensión geográfica grande.”
“El vasco, resto único de las lenguas primitivas
de España y Aquitania, despierta el mayor interés de veneración que puede
despertar ninguna otra reliquia de la más remota antigüedad.”
“Creo que puede confirmarse el influjo del
elemento vasco y de las lenguas ibéricas afines en el desarrollo de muy
principales características de la lengua española.”
El problema más
importante para obtener el ADN de los enterramientos de los iberos viene dado
por el hecho de que este pueblo quemaba a sus muertos con lo que hacía
prácticamente imposible obtener el ADN. Tras un trabajo importante y basándose
en pequeños restos de huesos y dientes han conseguido al fin obtener dicho ADN
y el resumen del informe que han emitido dice:
“La presencia de restos humanos de personas
adultas en el yacimiento ibérico del Puig de la Nau de Benicarló ha permitido la identificación
del ADNmt correspondiente a través del cual se ha constatado la pertenencia de
los individuos analizados al hapologrupo V que se encuentra actualmente en el País Vasco y en Escandinavia.
Es decir, los iberos
enterrados en Benicarló eran vascos, o mejor dicho, los vascos son lo que queda
en España del pueblo ibero. Es el único resto de población ibera que al estar
aislada y practicar una permanente endogamia ha conservado los caracteres
genéticos genuinos de la raza ibera. En el resto de España y de Portugal, con
las sucesivas invasiones, se ha ido diluyendo la pureza genética de la raza
ibera, que ya no presenta los caracteres tan genuinos como los actuales del
pueblo vasco y aquitano lo que no quiere decir que la totalidad de los
portugueses y españoles tienen en sus genes una aplastante mayoría de sangre
ibera que constituye esa roca a que aludía Unamuno que citamos antes, y que
constituye la base genética de los pueblos peninsulares.
El tema que se
presenta a continuación es el ¿de donde proceden los vascos o mejor dicho,
hablando en sentido amplio, de donde vinieron a la Península los iberos? Si
hoy hay iberos en la Península Escandinava
parece que lo más lógico es pensar que los iberos hispanos proceden de Europa,
pero si los griegos los llamaban igual que a los habitantes de la Iberia Asiática , esto es de
Georgia, cabría pensar que los iberos que poblaron Europa procedían de Asia. El
camino desde los Cárpatos hasta la Península
Ibérica , es muy largo, requiere una larga marcha, marcha que
seguiría el curso del Danubio hasta Suiza. Al llegar a la encrucijada que
forman el Rin, el Aare y el Ródano se
dispersarían en todas direcciones hacia el norte siguiendo el curso del Rin y
hacia el sur siguiendo el del Ródano. Con el idioma ibero actual, lengua viva
que no muerta, que hoy llamamos vascuence, y que es, por tanto, una de las
lenguas vivas más antiguas de la tierra, podemos llevarnos una grata sorpresa
al descubrir en los toponímicos de esa larga marcha a la que aludíamos, las
huellas del paso del pueblo ibero caminando por Europa procedente de Asia.
De igual forma,
estudiando los toponímicos españoles y portugueses desde Bayona de Francia a
Bayona de Pontevedra, de Hondarribia a Calpe, atravesando toda la Península Ibérica
podemos descubrir un pasado ibero que dejó su huella en los nombres de los
pueblos de los ríos de los montes etc. Algunos nombres fueron conservados por
los sucesivos invasores, otros fueron modificados o adulterados y otros fueron
cambiados totalmente: El río Anas conservó su nombre con los romanos y con los
godos y con los árabes también pues se limitaron a anteponer el nombre de río
al del río y se convirtió en Guadiana. El río Tartessos perdió su nombre con
los romanos que le llamaron Betis y lo volvió a perder con los árabes que,
asombrados por su tamaño, le llamaron “río grande” Guadalquivir.
Para encontrar el
significado de muchísimas palabras castellanas no basta el latín. Los nombres
de los lugares geográficos están puestos en una lengua absolutamente extraña a la
que los romanos trajeron a la
Península , y muchos de estos nombres tienen un significado
comprobable a la luz del vascuence.
Así ocurre con
muchísimas palabras. Las mismas voces con que se gobierna un caballo, “so” para
que se detenga; “arre”, para que marche, y en el idioma valenciano “aixa” para
que retroceda, no tienen para oídos españoles otro significado que el de
interjecciones convencionales, y, sin embargo, no son otra cosa que las
palabras vascuences “iso”, que se usa para que se detengan los bueyes; “aurre”,
que quiere decir adelante, y “aixa” que significa atrás.
Algunas veces, el
vascuence se une al castellano formando nuevas palabras como pajarraco, que
viene a ser como un pájaro de mal agüero y bicharraco, que equivale a bicho repugnante
y malo. Pero originariamente, deben haberse formado con el castellano pájaro y
el vascuence txarrakoi, o sea, pájaro propenso a picar, y la misma explicación
sirve para bicharraco.
Como Castilla es una
invención vasca, esto es, fueron los vascos junto a los cántabros, los que
unidos a los emigrantes huidos del dominio árabe y refugiados en el País Vasco,
los que en su descenso hacia el sur, hacia la ribera del Ebro fundan Castilla.
Y es Castilla tan distinta al reino de León precisamente por su contenido
vasco. León es una continuación de la monarquía visigoda con su sociedad
estratificada en clases sociales diferentes, incluso con las leyes visigodas
como el Fuero Juzgo. La
Castilla que nace tiene el espíritu democrático de los
vascos: todos son iguales, todos son señores, por eso cuando se formaliza la
sociedad estamental todos los vascos reclaman para ellos el pertenecer al
estamento noble por ser todos hidalgos. Veremos qué nos dice esta palabra de
hidalgo.
El vascuence en su
proceso de adaptación al castellano naciente, siglos ocho y nueve, procede como
una lengua que hubiese cambiado de gramática. Así en la voz hidalgo, que
aceptamos comúnmente como contracción de hijodalgo, cuando esta no es más que
una ampliación que modifica absurdamente su sentido. En efecto, si todo el
mundo es hijo de alguien, nadie es hijo de algo. Esta última acepción, aplicada
a personas, es altamente impropia. En cambio si se considera como palabra
vascuence, ide-algo, que quiere decir rango poderoso o parientes poderosos,
dice exactamente lo que quiere decir, aplicada a un hombre nacido en una
familia de primera línea, lo que concuerda con lo que hemos dicho de que se
consideraban todos señores y por tanto pertenecientes al estamento noble.
Pero donde realmente
se infiltra el vascuence es en la entraña de lo popular. Veamos un ejemplo con
la palabra salerosi. En vascuence significa comerciar. En esta palabra se
encuentra la raíz del inglés sale, venta, y del zahle alemán, de igual
significado.
El castellano
popular ha adoptado esta palabra para significar la gracia en el decir,
queriendo acaso plasmar en un vocablo la graciosa facundia que ponen los
comerciantes en sus tratos.
Para terminar quiero
resaltar que los iberos y su manifestación viva actual, los vascos, son arios. Para los
griegos , arioi significaba los pueblos de Asia. Pero también existe en griego
el prefijo inseparable Ari, que indica aumento o superioridad, y con él se
componen, entre otros muchos, los
vocablos Aristeia, fortaleza, valor, heroismo, y Aristos, el principal, el más
valiente.
Para los persas
significaba una raza noble.
Para el vascuence
Aria quiere decir raza, casta o linaje y ario talante, disposición. En
vascuence Ar significa macho, varón . Así que los pueblos que se designaban así
mismos con el nombre de Arios, querían decir que se consideraban como
pertenecientes a una raza superior de hombres esforzados. Esta raza procedía
como pensaban los griegos, de Asia, nombre que en vascuence es Asi-a, el
comienzo o principio, o bien Azi-a, la semilla, casta o raza.
Para la Biblia estos Arios son
descendientes de Jafet, a los que asigna un territorio que envuelve el mar
Negro y el Caspio, toda la Media ,
la Persia y la Parthia.
Sus descendientes,
hoy, se llaman españoles y portugueses.